LA EDAD MEDIA HOY
- Espacios con Alma

- Nov 17, 2019
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Más de mil años de historia se ponen a su disposición para tu celebración en un entorno único e incomparable. Cuando cae la noche, el Castillo se engalana cuidando el más mínimo detalle para crear momentos extraordinarios. Algo irrepetible y mágico le espera tras las paredes del castillo.
Los juegos de luces y sombras, las distintas tonalidades de los verdes sobre piedra milenaria y la luz de las antorchas, amenizará, atendiendo cada detalle, y creando experiencias inolvidables.
En un pueblo situado en la provincia de Córdoba, este castillo medieval tuvo una gran importancia en la defensa de dicha ciudad por su situación estratégica ya que está situado en una colina de unos 252 metros junto al río Guadalquivir, el cual era navegable en aquella época por pequeñas embarcaciones. Huellas de múltiples culturas, entre ellas la musulmana y la cristiana, han ido marcando el estilo arquitectónico de esta incomparable edificación. En el siglo IX se conoce como Almudawar Al-Adna. Durante el siglo X estuvo totalmente vinculado al Califato de Córdoba, pasando a pertenecer en los siglos XI y XII a la Taifa de Carmona, posteriormente a la Taifa de Sevilla, y por último al imperio Almohade.
El Rey Moro Abed Mohammed de Baeza muere a las puertas del Castillo en el año 1226, año en el que la fortaleza cae en manos cristianas al ser entregada a Fernando III “El Santo”. Desde entonces el castillo será sometido a sucesivas ampliaciones por los Reyes castellanos D. Pedro I de Castilla y Enrique II de Trastamara. Tanto Alfonso XI el Justiciero, como Pedro I el Cruel, también intervienen en dichas ampliaciones.
El castillo ha sido testigo de muchos acontecimientos a lo largo de su historia.
Sus muros han servido de prisión a Doña Juana de Lara (esposa del infante D. Tello, hermanastro del Rey Pedro I), de custodia de los tesoros de Castilla, y sus mazmorras han sido testigo de la agonía de prisioneros ilustres como el Duque de Benavente.










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